Sophía Margaríta Viktoría Frideríki tiene derecho a opinar, a tener su propia visión del mundo y a expresar esa opinión como un ser humano libre porque no es mas ni menos que cualquiera de nosotros. Monarca, Rey, Soberano, para mi sinónimos de teatro, de vergüenza y de mentira. Persiguiendo a las razones entre bosques de motivos y recelos me encuentro de nuevo con verdades como puños, gritadas al viento; ¿por que su sangre vale más que la mía, o la tuya?, por ser español soy súbdito de alguien, nadie me ha preguntado si yo estoy de acuerdo, ¿a ti si?. El derecho de la monarquía se basa en la tradición, esta a su vez instalada en la baja edad medieval donde se justificaba esta oligarquía con supuestos designios divinos, es la Iglesia quien corona los reyes, un seglar coloca la corona en la cabeza del heredero ejecutando la voluntad de Dios, y los caprichos, perdón quise decir derechos, de supuestos linajes místicos. Que lamentable ignominia para la igualdad que unos y otros proclaman, la igualdad se da entre los que se miran a los ojos sabiendo (y entendiendo) sin medias tintas ni entreactos, que lo que tiene en frente no es menos polvo que lo que tiene debajo. Hasta la saciedad veremos al heredero ahora pues está en campaña; campaña para encabezar España, un campaña tétrica de lutos futuros en luces presentes y mientras llega la parca o alguna de sus primas, pase de pecho y manuelina, y luego al burladero. Pero eso si, tenemos la Alegría del pueblo que se hizo regia, Alegría elevada al trono de reina, nunca le falto al español valiente (y dicen que al cobarde tampoco) una Alegría con la que calentarse en las frías trincheras de un frente, o las noches de hielo; desde Asturias hasta Oriente. Y los que nos precedieron fueron grandes no por regios si no por recios; y eso si, las coronas siempre de espino. ¡Hay! mala lengua la mía, que se enzarza en triquiñuelas de toledana y vizcaína, ocultas tras tantos empalagosos embustes y sin querer decir me dices que lo diga todo; y lo digo, lo digo bien alto (o por lo menos lo escribo mas oscuro): de la liberta lo que mejor se entiende es que al ser libre de su propia esencia de su propio ser se desprende, que tarde o temprano tendrá la puerta abierta, pues ella que es mas loba que ninguna capaz de abarcar un mundo o de caber en un pensamiento, no puede si no acabar jugando por tus prados y mis desiertos. Cuídese entonces El Primero o El Segundo, que no es otro si no el que viene detrás del primero (y de segundas partes estamos ya cansados que nos sabemos el argumento y el final está muy trillado), a la sazón llave y candado de esta utopía en régimen abierto; de el corazón que palpita en las entrañas de un cuerpo muerto, corazón que late no muere, corazón que late no olvida, y de un cuerpo muerto los troyanos se alzaron a la muerte por no ver que un corazón tan valiente no muere solo descansa hasta que llega el día.
Pero corazón valiente, adeudo de viejas cuentas, cuídate de los lobos de tu propia ansiedad y si se presenta ante ti el banquete de la victoria y la venganza, se frugal, no te embelese el sueño de la digestión de un éxito tan pesado; y es que la dieta debe ser equilibrada incluso para entidades tan políticas.
Por lo tanto a mi parecer queda, que cada uno opine (desde la mesura y el respeto) lo que quiera siempre que lo haga desde el mismo escalón; y que también tal y como yo lo veo las coronas hacen bajar la vista y si uno no ve lo que está por venir anda descarriado en la vida, y no está la vida para andar sin cabeza por ella.
— ¡Salud y República!. Bueno, para los próximos dos años ,tal y como van las cosas, vamos a dejarlo en ¡salud y dinero!